En un bar, el de la barra intentando comerle la oreja y "lo que surja" a unas cuarentonas.
- ¿Qué te pongo, nena?
Una de las cuarentonas con cara de "¡tú de que coño vas, tio!":
- ¿Nena?
¿Me lo dices a mí?
El de la barra, superlativo e irónico, como si estuviese preguntando aquello de "¿Estudias o trabajas?".
- Perdón ¿señora o señorita?
La cuarentona, por costumbre:
Y al oirse a si misma decir la frase, sus recuerdos la llevan al momento y al lugar exactos, hace ya más de veinte años "No me llames nena. Yo soy una señora, por nacimiento".
- Señora. Yo ya nací señora.
Y al oirse a si misma decir la frase, sus recuerdos la llevan al momento y al lugar exactos, hace ya más de veinte años "No me llames nena. Yo soy una señora, por nacimiento".
- Una clara, por favor.
"Ella nunca bebía ni la ví llorando"
Al contrario que tú, yo nunca enloquecí, jamás perdí el control.
Y me ha dicho la gente que ahora tú también eres formal, pero mira que me gustaba cuando me llamabas nena.