miércoles, 29 de junio de 2011

El cielo puede esperar

Si, creo que de momento, el cielo puede esperar.

Prefiero el infierno de cada verano, la jornada intensiva hasta las 15:00 (es la hora de la fresca en la carretera), llegar a casa chorreando de sudor, ducharme ràpido y comer tomates con sal y queso con vino tinto en ropa interior, ver un rato los cotilleos de la tele tirada en el sofá, hacer siesta, merendar, leer, no cenar, acostarme tarde, levantarme temprano...


Y cuando tenga vacaciones laborales al otro infierno, a la playa abarrotada de gente, a pelearme con la brisa marina en el chiringuito mientras llevo en la mano platos de plástico con bravas y pincho de tortilla, apuntarme a cualquier barbacoa que se tercie, y las cosas típicas del infierno. Me encantan...


Y visto que en el cielo sólo hay vida sana, queso Philadelphia Light y café Nespresso (me aseguran que descafeinado), he decidido que de momento, el cielo puede esperar.



Hummmm... ¿Me ha parecido que me está proponiendo un "acuerdo", Sr. Malkovich?

;D

domingo, 5 de junio de 2011

¡Al ladrón, al ladrón!

La duda ofende, caballero.

Fué un robo limpio, agente.  Nada de intimidación, a la antigüa usanza, como cuando el robo era un arte y no hacía falta amenazar a nadie. Y mucho menos sacarle una navaja.

Pasaba por allí y la ví sonreír... ¡Y claro que sabía que aquella sonrisa no me la dirigía a mi!

No, no me importó.

Simplemente robé su sonrisa y eché a correr con ella en el bolsillo.

Jamás vi una sonrisa tan bonita... ¿que mas dá que no me la dirigiese a mí?

A las dos semanas ví la misma sonrisa en todos los kioscos, pero la original aún la tengo en el bolsillo.

Si quiere se la enseño... Ahora sólo me la pongo en ocasiones especiales, en la solapa, prendida con un alfiler.

¿Perdone... me la puede poner usted? Es que últimamente me tiembla un poco el pulso...