sábado, 27 de enero de 2007

Canciones de acampada

Que extraña es la infancia, y la adolescencia.
Será porque las hormonas se revolucionan, se impacientan, se empujan unas a otras, con prisa por crecer, y se cuestionan la vida y la muerte, y se regocijan entonando tristes canciones...

Trato de entender la adolescencia, recordando la mía, tan lejana ya... La acampadas, las alegres acampadas juveniles, las gargantas que durante el día gritaban y emitían risas y carcajadas que se escampaban por el campamento, pero que al caer la noche lloraban mientras degranaban tristes canciones al llanto de una guitarra.

No me sé los acordes... Jamás aprendí a tocar la guitarra más allá de los acordes iniciales del "Moonflower" de Santana, intentando hacer temblar las cuerdas de la guitarra española para que pareciese eléctrica...

Pero cantar... cantar sí.
Tristes canciones.
¿Por qué nos gustaba tanto cantar canciones tristes? ¿Por qué con 13 años se nos pone la vida tan trascendental?
¿Por qué ando yo pensando en qué pensaba cuando era adolescente?
¿Que me inquietaba?
¿Que me quitaba el sueño?



Será porque tengo un niño en casa... que calza un 42 de pie.
Será porque ayer me dijo que piensa mucho en la muerte, que si eso es malo...
Dice que tiene miedo de que se muera nuestro perro... y, después de mirarme un rato, me dijo casi en un susurro "y de que tú te mueras..." 
Será porque, aunque canta canciones de Melendi y le gusta el DJ Xavi Metralla, también canta las de Sabina y Maroon 5, menúdo coctel...
Será porque ahora, los pantalones que se le quedan pequeños soy yo la que los aprovecha como "pantalones pirata".
Será porque se me hace mayor... y su mente adolescente crece a pasos agigantados.
Tal vez su adolescencia no sea tan distinta de la mía...
Todos los que participabamos de aquellas acampadas adolescentes nos llenábamos la boca cantando ésta canción:



Quiero saber por qué el otoño es gris


por qué me voy a morir si yo quiero vivir...


Quiero saber por qué los niños lloran al nacer.


Y quiero saber por qué las flores mueren,


por qué la tarde tiene un anochecer...


Por qué el sol nos calienta, por qué ayer vi llover,


Por qué los niños lloran al nacer...






Quiero gritar a todo el que me oiga


que es mejor olvidar, reír y no llorar.


quiero decir que todo en este mundo no es maldad.


Y quiero saber por qué en el mundo hay guerra,


por qué el mundo pasa hambre y sufre sed...


Por qué dios ama tanto, por qué no amamos a él.


Por qué los niños lloran al nacer


por qué los hombres rezan al morir.

4 comentarios:

  1. No, no creo que nuestra adolescencia haya sido en el fondo tan distinta a la de ellos. Debe de ser por esa cuestión de hormonas alocadas, buscando cada un su sitio, que mencionabas al principio del artículo. Es que yo también tengo en casa un hijo con un 42 de pie, que ya se hacía preguntas sobre la muerte casi desde su más tierna infancia...

    Un abrazo, Trasto.

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  2. Vaya, puse el comentario del post anterior antes de leer éste, y parece que podría valer para los dos posts. No sé si para tu 42 de pie será bueno o no leer esa poesía. Yo recuerdo que además de sobre la muerte, también me hacía preguntas sobre la vida, me preguntaba por qué había nacido yo y no otra persona. ¿Donde estaba antes de nacer? Bueno, lo típico. Supongo que al crecer la vida nos va envolviendo en su rutina y nos hacemos menos preguntas, o simplemente nos cansamos de no hallar respuestas.

    Besos.

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  3. Lo que ocurre a esa edad nadie lo sabe, lo que encierra la edad del pavo es todo un misterio, pero lo que está claro es que nos encanta ser el centro del mundo, llorar mucho y creernos con problemas porque eso nos hace ser más "adultos", nos apasiona contar las mismas historias una y otra vez regodeándonos en nuestro propio dolor....jajaja...si,si, ahora me río...pero aún recuerdo el primer disco de Laura Pausini o una canción de campamento para el último día: "Canción de Despedida" de Los Lunes....
    Joder, y hoy es Lunes...no tengo fuerzas pa esta semana...
    Besos,
    Lena.

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  4. Uff, son tantas las interrogantes... las preguntas nunca se terminan, y con los años se tornan más complicadas.

    "¿Por qué nos gustaba tanto cantar canciones tristes?"

    Creo que nos gustan porque nos podemos relacionar a ellas, sentimos cierta afinidad con ellas. La felicidad es difícil de describir, no todos podemos relacionarnos con ella.

    Saludos

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