sábado, 24 de octubre de 2009

Un Rac y un 1

La vida no vale nada
si no es para padecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.

De Pablo Milanés,
La Vida No Vale Nada






Cuando veia a Buenafuente en la televisión catalana con "La Cosa Nostra" (la mejor época de Buenafuente a mi parecer) me iba a dormir con un batiburrillo de ideas en la cabeza y con una sonrisa de oreja a oreja.


Agradecía mi suerte y me daba pena la gente que no podía hacer lo mismo que yo.
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Creo que todo el mundo (sea del llamado primer mundo, el segundo, el tercero, el submundo, supramundo o inframundo) debería tener derecho a un ratito de risas al dia.


Y lo mismo me pasa cuando escucho "La Segona Hora" de RAC1, mientras noto como entran las ondas de la radio por mis orejas y se escapan por la ventanilla convertidas en un montón de sonrisas.


La semana pasada sufrí un ataque de ondas conversas debido al cual creí que no llegaba sana a casa.


Escuchaba la propuesta del Roger de Gràcia para el "Taller Literari".


Proponía el Roger un ensayo literario que acabase con la frase: "es per aixó que els catalans estem mes bons".


El ensayo ganador (ser ganador no comporta más gratificación que la de, con palabras propias, saberse provocador de sonrisas en bocas ajenas, y es que hasta en la radio, "la pela es la pela, tú" ) de Joan Bufi era éste, aunque el resto de ensayos tenían también su puntito...
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Els nostres avantpassats esculpiren llurs cames ballant sardanes, llurs torsos treballant la terra i s’alimentaven de botifarra, criant d’allò que
menjaven.

És per això que els catalans estem més bons.
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Nuestros antepasados esculpieron sus piernas bailando sardanas, sus torsos trabajando la tierra y se alimentaban de butifarras, criando de lo que comían.

Es por eso que los catalanes estamos más buenos.


No se si mi sangre andaluza jalea más la gracia y el salero de mi gente del sur o éste humor de la tierra donde he nacido que me ha calado en los huesos.


Pero creo que en un exceso de humores bien ligados, me reía con la sangre y con los huesos a la vez.


¡Ay señor!

martes, 13 de octubre de 2009

Basarda

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Piensa que siempre estoy.
A todas horas y en cualquier lugar.
Sólo llámame y lo dejaré todo
para hacerte compañía.
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El teu Àngel de la Guarda,
de Joan Manuel Serrat








Ya, ya sé.
Raíces y alas...

Raíces para que sepas dónde está la tierra que te alimenta.

Alas para que puedas volar a dónde tú quieras.

Debo ser la madre más miedosa del mundo porque cuando escucho ésta canción me da por llorar.

Porque he reído con tus sueños de risas, porque he velado tus noches de pesadillas infantiles, porque conozco el mar.

Porque conozco la mar me he acostumbrado a tener el faro siempre encendido.

Para llevarte a salvo a donde encuentres refugio, para que no se te trague la mar y te respeten las olas.


Y porque te amo más que a nada y más que a nadie, vigilo con celo de amante que nada detenga tu camino y que llegues sin apenas heridas allí donde la vida te espera.

Pero no me fío de tu ángel de la guarda.
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Vaya a ser que la mar le haga "basarda"...
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A mi no que no m'en fa.
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Gens ni mica.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cuando los perfumes venían de París

Cuando los perfumes venían de París la vida era más fácil.

Cuando los perfumes venían de París , mi madre me destrenzaba el pelo los domingos por la mañana y me metía en una bañera calentita y llena de espuma.


Cuando los perfumes venían de París, los lunes por la mañana me
tomaba un Cola Cao, me trenzaban de nuevo el pelo y me mandaban al colegio.

Cuando los perfumes venían de París, Avón llamaba a la puerta y mi madre no le abría.

Cuando los perfumes venían de París yo soñaba con Los Cinco de Enid Blyton y con Heidi de Johana Spiry.

Cuando los perfumes venían de París, yo pintaba en una libreta de espirales con mi caja de 36 rotuladores Carioca.

Cuando los perfumes venían de París, yo olía a Moussel cuando salía de casa, vestidita con mi uniforme, mis zapatos, mi falda y mi chaquetilla azul marino, mis calcetines, mi blusa y los lazos de las puntas de mis trenzas de color blanco.

Cuando los perfumes venían de París, no me preocupaba que un día fuésemos alguno menos en casa.

Cuando los perfumes venían de París yo era tan, tan inocente... y tan, tan feliz.





¡Han vuelto a comercializar el Moussel de Legrain!

Y hoy con un simple aroma, me vuelve a parecer que la vida otra vez es más fácil, que yo soy tan inocente como entonces, y que aún puedo ser tan, tan feliz...
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