Ando con la cabeza un palmo más arriba de su lugar físico. Porque estoy obviando mis limitaciones (asumidísimas las tengo, de verdad) para con la aguja y el dedal.
Normalmente cuando hago "limpieza" de armario, es mi madre la que dice: "Oissss... ¿Y lo vas a tiraaaaar?".
Y no sé si por las necesidades que pasó en su juventud, o por otra oculta razón, acaba llevándoselo todo, y lo recicla.
El reciclaje de ropa materno consiste en "desguazar" la ropa aprovechando todo lo aparentemente inaprovechable.
Normalmente cuando hago "limpieza" de armario, es mi madre la que dice: "Oissss... ¿Y lo vas a tiraaaaar?".
Y no sé si por las necesidades que pasó en su juventud, o por otra oculta razón, acaba llevándoselo todo, y lo recicla.
El reciclaje de ropa materno consiste en "desguazar" la ropa aprovechando todo lo aparentemente inaprovechable.
- Reciclado de cremalleras (las mete en una lata de dulce de membrillo del año de mariacastaña, con la santa cena estampada en la tapa, que si la viesen los del Codigo da Vinci les inspiraba para hacer El Código da Mater).
- Reciclado de botones (tiene un bahúl lleno de botones con el que me encantaba jugar de pequeña, ejemmm... y de no tan pequeña. Los de nácar... me gustan un montón, tocar botones es una terapia baratísima).
- Reciclado de telas de algodón (hace "trapos" pal polvo)
- Reciclado de adornos ("por si hacen falta" inundan los cajones de una vieja máquina "Refrey" verde automática que hace festones)

¡que dulce lo cuentas! me dan ganas de hacerme niño de nuevo y jugar contigo a las muñecas, y de hacer unos cosidos con tres 777
ResponderEliminarLo que he disfrutado con este relato, chiquilla... Me ha recordado a mi madre, que tenía la misma manía de reciclarlo todo, a esas cajitas de carne de membrillo o de lenguas de gato llenas de botones, o de cremalleras, a la bolsa de tela donde guardaba los retales, que me volvían loca con sus múltiples coloridos... De pequeña, en cuanto se descuidaba, aprovechaba para trastearle esa bolsa.
ResponderEliminarSupongo que esa costumbre de guardar lo que más adelante podía ser reutilizado obedecía más bien a un sentido más lógico de las cosas. ¿A qué tirar lo que luego podía servir? Hoy no le damos valor a nada, lo tiramos todo. La cultura de la basura...
Saludos.
Bueno, si sale con barba siempre puedes hacer luego un hombre forzudo, un tragasables, un hombre elefante, un domador de pulgas, unas pulgas (por supuesto), y un carromato... y llevarlos por los pueblos.
ResponderEliminarSi llegan a mi isla prometo visitarlos y no reirme de la muñeca barbuda... puede que hasta termine enamorándome de ella, y batirme en duelo con el tragasables por su amor... intentaré tirarle el guante cuando tenga introducido el sable por el gaznate... eso siempre da ventaja.
Besos que pinchan.
También he leído por ahí que la tal Mariamoco "cosió el mundo entero y le sobró un poco".
ResponderEliminarTu madre parece Sancho Panza con tantos dichos y refranes. Suerte con la muñeca.
Besos, de nuevo.
Tienes una manera bastante relajada y amena para contarnos tus recuerdos.
ResponderEliminarOh el reciclaje, los trapos, las madres muchas veces suelen sacarle el último respiro a las cosas.
Te cuidas
Ciao
Diosss mío!...No puede ser...no puede ser...¿tú también jugabas con los botones!!!????...(los de nácar!!) Ejemm...yo de coser ni flagüers, pero de todas formas guardo los botones ( de camisas viejas, los que vienen de por si acaso en las nuevas, yo que sé, todos...) y cuando no me ve nadie los saco y "juego"...ay! madre mía...¿tú crees que es grave?...:O)
ResponderEliminarAh!! otra cosita, el nombre de la muñeca...Maríamoco la vendría que ni al pelo, o que ni al hilo...jajaja...
Millones de botones y besos