martes, 6 de febrero de 2007

Si sale con barba...

Ando con la cabeza un palmo más arriba de su lugar físico. Porque estoy obviando mis limitaciones (asumidísimas las tengo, de verdad) para con la aguja y el dedal.

Normalmente cuando hago "limpieza" de armario, es mi madre la que dice: "Oissss... ¿Y lo vas a tiraaaaar?".

Y no sé si por las necesidades que pasó en su juventud, o por otra oculta razón, acaba llevándoselo todo, y lo recicla.

El reciclaje de ropa materno consiste en "desguazar" la ropa aprovechando todo lo aparentemente inaprovechable.

  • Reciclado de cremalleras (las mete en una lata de dulce de membrillo del año de mariacastaña, con la santa cena estampada en la tapa, que si la viesen los del Codigo da Vinci les inspiraba para hacer El Código da Mater).
  • Reciclado de botones (tiene un bahúl lleno de botones con el que me encantaba jugar de pequeña, ejemmm... y de no tan pequeña. Los de nácar... me gustan un montón, tocar botones es una terapia baratísima).
  • Reciclado de telas de algodón (hace "trapos" pal polvo)
  • Reciclado de adornos ("por si hacen falta" inundan los cajones de una vieja máquina "Refrey" verde automática que hace festones)
Ya no recuerdo cuantas muñecas de trapo han tomado vida en sus manos, utilizando todo el arsenal de su "cuarto de los trapos". Lo único que comprábamos eran los ojos de las muñecas... Unos ojillos de cristal que vendían en "La Esmeralda". El paraíso de los primores, que dice mi madre. A veces los ponía celestes (son los que más le gustan a ella), a veces castaños, o color miel, casi amarillos... y a mi me gustaba ponerle en pelo del color de los ojos. Pues en eso estoy. He decidido jubilar una blusa, blanca, con bordaditos y eso, pelín desfasada. Y haré una muñeca. Y aquí estoy, con la cabeza en las nubes, pensando en cómo será mi muñeca. ¿Que nombre le pondré...? Espero no fastidiarla, porque va a ser mi regalo del día de la madre...
Espero que no me eche en cara mi conocida "falta de primor" para la costura... Eso sí, si lo hace, será como siempre con esa "sal" que sólo ella sabe poner a sus regaños. Sobre todo cuando me veía echar una hebra larguísima... era inevitable oirla decir: "La hebra de Maríamoco, que cosió un camisón y le sobró pa otro...". Ahora que existe el Google, voy a buscarlo. ¿ Quien demonios sería la tal Mariamoco? O cuando cogía el costurero pasadas las 7 de la tarde, sólo para oirla decir: "De día no veo y de noche me espurgo". ... pufff... la de veces... pufff... Y recurriendo al amplísimo repertorio de frases de la nueva dueña de la muñeca que nacerá, se me ocurre la que me decía cuando me veía tijera en mano: "si sale con barba, será San Antón, y si no, la Purisima Concepción" Espero, por mi bien, que no me salga San Antón...

6 comentarios:

  1. ¡que dulce lo cuentas! me dan ganas de hacerme niño de nuevo y jugar contigo a las muñecas, y de hacer unos cosidos con tres 777

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  2. Lo que he disfrutado con este relato, chiquilla... Me ha recordado a mi madre, que tenía la misma manía de reciclarlo todo, a esas cajitas de carne de membrillo o de lenguas de gato llenas de botones, o de cremalleras, a la bolsa de tela donde guardaba los retales, que me volvían loca con sus múltiples coloridos... De pequeña, en cuanto se descuidaba, aprovechaba para trastearle esa bolsa.

    Supongo que esa costumbre de guardar lo que más adelante podía ser reutilizado obedecía más bien a un sentido más lógico de las cosas. ¿A qué tirar lo que luego podía servir? Hoy no le damos valor a nada, lo tiramos todo. La cultura de la basura...

    Saludos.

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  3. Bueno, si sale con barba siempre puedes hacer luego un hombre forzudo, un tragasables, un hombre elefante, un domador de pulgas, unas pulgas (por supuesto), y un carromato... y llevarlos por los pueblos.

    Si llegan a mi isla prometo visitarlos y no reirme de la muñeca barbuda... puede que hasta termine enamorándome de ella, y batirme en duelo con el tragasables por su amor... intentaré tirarle el guante cuando tenga introducido el sable por el gaznate... eso siempre da ventaja.

    Besos que pinchan.

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  4. También he leído por ahí que la tal Mariamoco "cosió el mundo entero y le sobró un poco".

    Tu madre parece Sancho Panza con tantos dichos y refranes. Suerte con la muñeca.

    Besos, de nuevo.

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  5. Tienes una manera bastante relajada y amena para contarnos tus recuerdos.

    Oh el reciclaje, los trapos, las madres muchas veces suelen sacarle el último respiro a las cosas.

    Te cuidas

    Ciao

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  6. Diosss mío!...No puede ser...no puede ser...¿tú también jugabas con los botones!!!????...(los de nácar!!) Ejemm...yo de coser ni flagüers, pero de todas formas guardo los botones ( de camisas viejas, los que vienen de por si acaso en las nuevas, yo que sé, todos...) y cuando no me ve nadie los saco y "juego"...ay! madre mía...¿tú crees que es grave?...:O)
    Ah!! otra cosita, el nombre de la muñeca...Maríamoco la vendría que ni al pelo, o que ni al hilo...jajaja...
    Millones de botones y besos

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