sábado, 6 de junio de 2009

Mis botas de agua del 20 de abril de 2007


.

.

Mis mejores botas, las que llevo más a gusto, no me hicieron daño ni siquiera la primera vez que me las puse.


Sólo las uso en verano, aunque me gustaría ponérmelas todos los días. Son tan bonitos...


Son fresquitas, y sin ser unos geox, mis pies respiran por todos los poros.


No son de piel... no.


Aunque no tienen nada que envidiar a la piel.


Su tacto es suave, suave... más que la piel.


Y no hablemos de lo saludables que son...


Además de tener unas plantillas de esas que te dan masajes al andar, tienen impregnadas un monton de sales y yodo, que cicatrizan las heridas que otros zapatos te hayan podido hacer en los pies...


Si te dejas, son capaces de curar también las heridas del alma...


Si las miras de cerca, tienen un color extraño, transparente...


Son tan maravillosas que, si los miras de lejos, puen variar, como el color de los ojos, gris, azul celeste, turquesa, verde, y hasta negro, cuando me las calzo de noche.


Las puedes encontrar en muchos lugares, pero... no están en venta.


Son talla única, pero se adaptan a cualquier horma.


Para podértelas poner, no necesitas dinero, sino tiempo.


Y como al final, una imagen vale más que mil palabras, os enseño una foto de mis botas de agua.


Este finde me las pondré por primera vez este año...
.


¿Bonitas, eh?
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario